De Mamás del Río a Ikara: Incrementando el conocimiento en Salud indígena, Amazónica y rural

Las comunidades indígenas enfrentan las mayores brechas de acceso a salud y protección social, especialmente en áreas rurales y remotas de la Amazonía. Desde 2015, lidero el programa Mamás del Río, que en sus inicios se enfocó en mejorar la salud materna e infantil empoderando a Agentes Comunitarios de Salud (ACS) con tecnologías de la información y comunicación. En la actualidad, dicho programa ha evolucionado hacia una plataforma llamada Ikara, que significa canto indígena de sanación. Esta plataforma busca incrementar el conocimiento en salud indígena, rural y amazónica en áreas diversas como salud mental, salud sexual y reproductiva, empoderamiento comunitario, cambio climático y contaminación ambiental. 

Para el diseño de Mamás del Río desarrollamos una investigación para comprender las prácticas culturales alrededor de la gestación, el parto y los cuidados del recién nacido entre las mujeres Kukama-Kukamiria de Loreto. Encontramos que los partos domiciliarios son sumamente frecuentes, que las mujeres valoran y prefieren el parto en casa por ser íntimo, familiar y económico y que además enfrentan barreras culturales y estructurales para acceder al control prenatal y parto en los establecimientos de salud. Esta investigación ayudó a diseñar contenido educativo con pertinencia cultural y adaptado a las necesidades y realidad de las comunidades.

A este estudio se sumó otra investigación que demostró la factibilidad del uso de celulares para recoger información de salud por ACS  indígenas de Loreto, estos estudios sentaron las bases para la estructura del programa Mamás del Río que se basa en visitas domiciliarias realizadas por ACS usando tabletas digitales.

Luego, el proyecto Nuestras Historias desarrolló una  estrategia educativa innovadora en la que las propias comunidades desarrollaron historias digitales que reflejaron sus lecciones de vida abordando temas sensibles como el peligro de no reconocer las señales de peligro maternas, la falta de acceso a los establecimientos de salud, los efectos del embarazo adolescente y la violencia doméstica. Algunas de estas historias se introdujeron en las tabletas y los ACS las expusieron durante sus visitas domicilarias, logrando gran aceptación entre la población.

Durante la implementación de Mamás del Río se produjo la pandemia de la COVID-19 y los ACS fueron un ejemplo de resiliencia, ampliando sus roles y liderando respuestas locales con recursos limitados. El proyecto Escuchen mi voz les brindó herramientas participativas como Photovoice (Fotovoz), que los ayudó a documentar desafíos y soluciones mediante el uso del recurso fotográfico, esto le permitió a los ACS alzar su voz frente a los responsables de políticas públicas.

Finalmente, en un estudio que evaluó el efecto del programa Mamás del Río en Loreto, analizamos cómo el programa impactó las prácticas esenciales de cuidado del recién nacido en los nacimientos en casa. Observamos que casi todos los indicadores clave relacionados al cuidado térmico del bebé, a la lactancia materna y al cuidado del cordón umbilical mejoraron significativamente, y estos avances se mantuvieron incluso durante la pandemia de COVID-19. Además, más mujeres comenzaron a optar por dar a luz en los establecimientos de salud.

Vimos crecer Mamás del Río y ampliarse a la frontera con Colombia, con el programa Mamás de la Frontera que opera en 38 comunidades de 4 distritos en la frontera Colombo-Peruana a lo largo del río Putumayo, en este programa, los ACS trabajan promoviendo no solo salud sino protección social para las comunidades. Los ACS mejoran la salud materno infantil, la vacunación, el acceso a anticoncepción, al documento nacional de identidad y a programas sociales del gobierno como JUNTOS, además promueven la búsqueda de salud de la población a los establecimientos de salud fijos y a las plataformas itinerantes de acción social que son barcos del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social que transportan diversos servicios del estado peruano. En Ikara, hemos generado nuevas lineas de trabajo que nos permiten identificar las estrategias más efectivas para prevenir el embarazo adolescente, comprender la salud mental en mujeres indígenas y empoderar a las comunidades. A través de estas intervenciones, buscamos no solo reducir las inequidades  en salud, sino también fortalecer las capacidades locales y promover un modelo de atención más inclusivo y culturalmente adaptado.

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Desde el espacio donde nos encontramos, cada uno de nosotros puede contribuir a lograr más equidad. La salud es un derecho, no un privilegio.

Magaly Blas
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